sábado, 23 de mayo de 2009

historia de una sorpresa


Es difícil explicarlo, hay que estar en el lugar para sentirlo... imagínate tienes un objeto precioso, descuidado por años, desvalorado, polvoriento, triste... de pronto lo miras como si fueses un niño con ojos grandes y brillantes, lo tomas... lo soplas y ves su color... llueve y se te escapa de las manos... cae al lodo, mugriento y todo... pierde el valor que le diste en ese instante... pero el sentimiento de sorpresa queda, quieres más, necesitas recuperar el tiempo perdido, hacerte perito en el manejo del nuevo artefacto... 
y... ¿qué sucedería si recuerdas que ese regalito nuevecito hizo daño?... gente lloró por su silencio...
tendrías que detenerte y elegir: perdonar los defectos de fábrica y seguir adelante o usarlo a la distancia, limpiarlo de vez en cuando hasta que llegue su fecha de vencimiento...
quizás lo mejor es ponerle una bandita plástica en el lugar que tiene roto, el objeto dejará de chicharrear... quizás sólo debas leer las instrucciones que llevas 21 años ignorando o dejarlo en paz para que otra persona le de mejor uso... alguien que realmente lo valore...
para esa persona advierto: es un artefacto de difícil manejo, gruñón, con un pasado de fallas sistémicas múltiples... pero si buscan, encontrarán un botón de encendido y apagado... les daré una pista, están en el costado izquiero del pecho y se activa con un "hola"

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